Copenhague - Dinamarca, 30/07/98
La capital danesa tiene una hermosa calle peatonal (Frederiksberg Gade) donde hay mucho movimiento y músicos callejeros. Sus edificios viejos tienen cúpulas de cobre que el tiempo ha puesto verdes, y le dan un toque muy personal a la ciudad.
Nos quedamos en el albergue DanHostel Bellahoej, y salimos de recorrida por la ciudad. En el paisaje se destaca la torre en forma de trenza de la Bolsa de Copenhague, cuyo edificio se construyó en 1640 por encargo del rey danés Christian IV como parte de su activa política comercial.
Otro paseo clásico, que nosotros hicimos bajo lluvia, es ver a la sirenita Den Lille Havfrue, que no es otra cosa que una estatua de bronce sobre una piedra. Para nada interesante, y con la peculiaridad que fue mutilada varias veces por sucesivos robos.
Un nuevo cambio de guardia, esta vez en el castillo Amalienborg, donde las casillas de los guardias tienen ventanitas con forma de corazones.
Algo anecdótico en referencia a nuestra visita al Museo de la Cerveza en las instalaciones de la planta de Carlsberg, fue nuestra “desesperación” por poder acceder a la degustación de sus cebadas fermentadas. Nos presentamos y nos dijeron que solo se aceptaban grupos con reserva previa, pero no nos dejamos intimidar por eso, y mientras recorríamos el museo (que es libre) vimos entrar a un grupo y nos metimos con ellos.
Se repartieron en las mesas, y nosotros quedamos solos en una con muy pocas cervezas, así que nos arrimamos botellas de otras mesas, lo cual no fue bien visto por el organizador que vino a hablarnos y en lugar de sacarnos (“we are a group” decíamos nosotros y mostrábamos las remeras con el logo del Grupo de Viaje) nos permitió quedarnos, pero nos pidió que no sacáramos más botellas de las otras mesas, que él nos traería más.
En resumen, fue una linda recorrida por el abanico cervecero danés, y nos fuimos contentos con haber probado varias botellas de Carlsberg gratis.
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