La decisión de valija o mochila es un tema importante dentro de las recomendaciones a tener en cuenta en el viaje.
En lo personal opté por mochila (más cómoda para Europa, práctica para moverse, pero con todo hecho un revoltijo). Otros compañeros prefirieron la valija (más ordenado todo, un poco más segura para los aviones, pero se terminan rompiendo las rueditas y se convierte en un peso pesado).
El viaje de Ciencias Económicas tiene dos partes diferenciadas. La primera en lejano y cercano oriente, marcada por ser paquetes principalmente cerrados de hoteles, traslados y excursiones. Por otro lado está el tramo de Europa y Estados Unidos, en camioneta o auto, mucho más desestructurado.
Si bien las valijas permiten mantener la ropa más ordenada, suelen convertirse en algo difícil de transportar, las rueditas se rompen con algo de uso intensivo y maltrato en los aeropuertos, y en pisos desparejos levantar ese peso muerto es algo muy incómodo. Con la mochila puedo caminar varias cuadras, mientras que con la valija el piso mojado o con pozos nos obliga a levantarla de la manija, y no se puede soportar el peso tanto tiempo.
Opté por una mochila Doite del modelo Pro Everest, similar a la de la foto pero celeste y gris, con una capacidad de 83 litros. El tamaño fue el ideal para los seis meses de viaje, cargando con el sobre de dormir, y teniendo en cuenta que mido 1,85 m. aproximadamente. Para viajes más cortos, con una mochila de 75 litros, se puede también estar tranquilo que el espacio será suficiente.
Se trata de una mochila fabricada totalmente con tela Cordura plus que la hace resistente a la abrasión y al agua. Cuenta con 2 bolsillos externos con sistema de fuelle para mejor comodidad de uso, cierres YKK, correas ajustables y porta equipo. La bolsa de dormir queda protegida dentro de un compartimiento estanco, la tapa superior es totalmente rebatible, y su estructura incluye varillas de aluminio para mayor rigidez en la espalda.
Si van a comprar una mochila, procuren que tenga arnés (no de caños rígidos como las viejas mochilas del ejercito, sino de varillas de aluminio y hombreras acolchadas), ya que es lo que organiza y transfiere el peso para favorecer el movimiento del cuerpo. Es necesario que cuente con correas anatómicas regulables, ajuste de pecho, cintura ajustable acolchada, broche con guía y el espaldar regulable por altura permite una óptima distribución del peso, transfiriendolo hacia las caderas y potenciando la protección lumbar.
Resulta muy práctico contar con una funda cubre mochila que, además de protegerla de la lluvia, y ser de color llamativo para mayor visibilidad, le da una protección adicional frente al mal trato en los aeropuertos.
La mochila tuvo su último desafío cuando ya después de 6 meses de viaje, me tocó ser controlado por migraciones en Estados Unidos. Querían que yo desarmara la mochila, que con tantos meses de viaje sería algo imposible de cerrar, así que le dije que si la abría, él la tendría que cerrar. Miró a ambos lados y me dejó pasar.
Nota: 10 años después la mochila sigue siendo el soporte de mi equipaje en viajes y camping.
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